Con frecuencia nos fijamos objetivos ambiciosos y no valoramos los pequeños triunfos que vamos alcanzando en el camino. Estas pequeñas victorias son extremadamente valiosas en el deporte y en la vida porque aumentan nuestra autoestima y nos dan la fuerza de voluntad para seguir adelante. La felicidad en estos momentos es lo que le da una vibra positiva al entrenamiento y nos mantiene en equilibrio con nosotros mismos.
Trata de concentrarte en cosas que no parecen importantes al principio, incluso si recién estás comenzando en el atletismo. Un minuto extra de paciencia durante el entrenamiento, la primera ejecución perfecta de una actividad o simplemente una sensación de facilidad en el movimiento ya son logros. Cada uno de estos logros merece reconocimiento. Considéralos como acciones positivas que realizas para tu propia salud y fortaleza mental.
Darte cuenta de que alcanzar una meta debe ser placentero es el primer paso para encontrar alegría en los resultados pequeños. No siempre necesitas convencerte a ti mismo de que eres capaz de más y mejor. Es suficiente con hacer una pausa de vez en cuando, reflexionar y reconocer tu progreso. Puede que tus entrenamientos hayan sido desafiantes o intimidantes hace unas semanas, pero ahora eres capaz de completar series de ejercicios que nunca creíste posibles. Debes ser respetado por el tiempo y el esfuerzo que dedicas al proceso.
Permitirse disfrutar del desarrollo, incluso si parece lento, es otro factor crucial. Disfruta de la sensación de que tu cuerpo se vuelve más resistente, flexible y fuerte. Celebra cada vez que te superas a ti mismo, incluso por un solo milímetro. Ya estás encaminado en la dirección correcta y esto te da una satisfacción inmediata.
Los deportes tienen más que ver con la amistad con uno mismo que con la competencia con los demás. Reconoce estos momentos y date pequeños gustos por tu arduo trabajo. Después de todo, cada logro sirve como recordatorio de que eres más capaz de lo que crees.